[foto que beluga tomó a la última tarta de queso que hice el 1 de enero de 2008. este fue uno de los múltiples intentos por recrear la dichosa receta perdida. aunque su aspecto es similar a la original, no estaba tan rica ni de lejos.]
lo único que traje en claro de los cuatro veranos alemanes durante mi adolescencia fue mi incipiente amor por la cerveza, la decepcionante visita (nada
viscontiana) de mi entonces adorado
Neuschwanstein y la receta de lo que fue básicamente mi alimentación durante aquellos días: la deliciosa
Käse Kuchen que me enseñó a hacer Inés Schwartz. durante mucho tiempo fue mi única especialidad culinaria —ahora ya no tengo ninguna— hasta que cayó en el olvido (el mío) y me cansé de hacerla; pasó entonces a los dominios reposteros de mi madre que nos la preparaba de vez en cuando. la receta se perdió, como tantas otras cosas, cuando se murió mi madre pues sólo ella sabía dónde se guardaba aquel papelito lleno de manchas de huevo y mantequilla escrito por el puño y letra de mis 15 años.
este fin de semana mi padre ha encontrado —¡por fin!— la ansiada receta de la tarta de queso que tanto llevábamos buscando. y la ha copiado en un archivo de texto, la ha impreso (o imprimido) y nos la ha entregado a mi hermano y a mí como si fuera un tesoro. (lo es, papá.)
ya sé qué voy a hacer en esta tarde gris reumática de domingo: cocinaré una exquisita tarta de queso con delantal de rayas para celebrar el (no)cumpleaños de mi madre.
PD. por descontado, no aprendí ni papa de alemán.
keine Ahnung.
[feliz cumple, mami.]
Etiquetas: beluga, hermano, Luchino Visconti, madre, padre