07 enero 2009

(aún espero un nombre)

"El primer temor cuando nos ponemos enfermos es que nuestra enfermedad sea única. Intentamos racionalizarlo, debatimos con nosotros mismos, pero siempre nos queda el fantasma del miedo. Y ese fantasma permanece por una razón. La enfermedad, en cuanto fuerza indefinida, es una amenaza potencial contra nuestra existencia, y todos somos sin remedio altamente conscientes de que esa existencia es única. En otras palabras, la enfermedad participa de nuestra propia singularidad. Al temer su amenaza, la abrazamos y la hacemos especialmente nuestra. Por eso se sienten tan aliviados los pacientes cuando el médico da un nombre a aquello que les aqueja. Puede que el nombre no signifique nada para ellos; puede que no entiendan nada de lo que significa, pero puesto que tiene un nombre, habrá de tener también una existencia separada de ellos. Ahora pueden luchar contra ello, o quejarse de ello. Cuando la dolencia es reconocida, es decir, definida, limitada y despersonalizada, uno se hace más fuerte."

John Berger, Un hombre afortunado

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5 Comments:

Blogger Vir lanzó...

No es que tenga que ver exactamente con lo que dice John Berger, pero ese párrafo me ha recordado a otro de Giacomo Leopardi en el que habla también de los miedos ante la enfermedad "Me sentía terriblemente hastiado de la vida y con un enorme deseo de matarme, y percibí no sé qué atisbo de enfermedad que me infundió temor en aquel momento en que deseaba morir: y de inmediato ese temor me sumió en la angustia y la aprensión." Supongo que nunca tenemos más ganas de vivir que cuando tenemos un motivo real para temer la muerte...

7/1/09 18:24  
Anonymous Anónimo lanzó...

Pues disiento yo aquí con el Berger. Mientras la dolencia no tiene nombre no se sabe por dónde atacar, ese es el problema. Si se reconoce, entonces puede tener solución y guais. Y si tiene nombre pero no solución, lo de sentirse más fuerte ya depende de cada uno. Pero mientras no esté identificada, no se sabrá como atajarla. Lo de la existencia separada y bla bla me parecen zarandajas. He dicho :)

7/1/09 19:16  
Blogger Vir lanzó...

Yo creo que en realidad estás de acuerdo con John Berger. Precisamente lo que él dice es que cuando el mal "tiene un nombre", es decir, está identificado, es cuando uno puede luchar contra ello, y cuando uno se hace más fuerte.

7/1/09 19:39  
Blogger Glo lanzó...

Es tranquilizador saber lo que son las cosas. En el caso de la enfermedad, ese conocimiento tiene el evidente fin práctico de sanar. Pero se trata de una necesidad menos racional, más primitiva. Pensemos en el terrible desasosiego que nos produciría no saber lo que son el sol o la luna, por ejemplo. Es un conocimiento realmente poco útil, pero nos ha traído de cabeza desde antiguo.

Y ponerles nombre es casi como poseerlas. Quizá por eso la sabiduría suele relacionarse con el desprecio de los bienes materiales.

8/1/09 18:38  
Blogger Glo lanzó...

Te mando un gran abrazo.

9/1/09 11:14  

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