qué fácil es quedarse
sigo robando sistemáticamente jazmines a un/a vecino/a desconocido/a cada vez que salgo a la calle (y no salgo todos los días). a veces los robo con Nico, la mayoría de las veces sola. los pongo flotando cual nenúfares en un cuenco que fabricó Camille. y por las noches, cuando la luz eléctrica me hace perder momentáneamente el poco sentido del sinsentido la casa se llena de olor de infancia, de veranos que no recuerdo, de mi madre y todas las flores que robó en su vida.
tengo heridas en los labios y cada sorbo de limonada escuece como fuego (fatuo).
tengo heridas en los labios y cada sorbo de limonada escuece como fuego (fatuo).
Etiquetas: Camille Schpilberg, madre
El jazmín es una flor verdaderamente diminuta, así que su robo sólo puede ser un delito menor.
A mi madre no se le resistia ninguna valla, ella también robo en su vida muchas, pero que muchas flores. Este es el primer verano que paso sin ella, y al leer "que facil es quedarse" ha venido a mi su recuerdo. Siento heridos los ojos, no escuecen, ellos solo narran mi tristeza. De vez en cuando se refrescan con lágrimas que no refrescan.
Voy a robar flores de mi propia terraza, ponerlas en un jarrón para que las miren mis ojos, para sentirla a ella.
Lo del robo maternal-floral veo que es casi universal... Je
Besos.Lenteja
¡Qué bello escribes!
Te leeré...
yo sp cojo un poco de jazmin y lo pongo en la mesa de mi oficina, pero eso tu ya lo sabes