"Los libros son adecuados para engendrar correspondencia. No hablo de las cartas normales de respuesta cortés, sino de un buen intercambio sobre algún asunto menor (y cuanto más absurdo, mejor). El premio en esta ocasión se lo llevó un anciano inglés afincado en Francia que me escribió acusándome de que la línea de tranvía de Sanary-Ollioules-La Seine que yo mencionaba (muy brevemente) jamás había existido. Le respondí que, aunque la línea estuviera muerta en el período descrito y yo no hubiese visto ningún tranvía, sí había visto las vías. Me contestó citando su fuente: un vasto tomo titulado L'Annuaire des Tramways de France depuis 1898. Le contesté que de hecho había tropezado, que casi me había torcido un tobillo, en una de aquellas vías inconfundiblemente de tranvía. Contestó; yo repliqué; y así seguimos: jamás en tono áspero, sólo obstinados y seguros de nuestros respectivos alegatos: Les Tramways de France contra mis propios pies... Quién dice que incluso escribir una novela poco complaciente no reporta sus placeres."
Sybille Bedford, Fragmentos de vida (una educación nada sentimental), 1999
Sybille Bedford, Fragmentos de vida (una educación nada sentimental), 1999
Etiquetas: epistolar, literatura, Sybille Bedford
Lo mismo me pasó con un tío mio, yo que cerca de la Iglesia de San Pedro los Arcos en Oviedo, había visto de pequeña vías y el que no, que por allí nunca pasara el tren, después de mucho buscar, las vías en cuestión eran para llevar la grava de una cantera a donde se cargaban los camiones, así que los dos teníamos razón, yo había visto vías pero no hablé en ningún momento de trenes, y él también tenía razón por allí nunca había pasado un tren, y es que yo también me retorcí un tobillo en ellas jajjajajjaja