La prórroga
Es demasiado tarde
para ponerse a salvo.
Llueven trincheras en el horizonte
y la existencia, esa colección
de despedidas, muestra, al fin, su rostro.
Ella no amaina,
sólo es una prórroga,
una sentencia por ejecutarse.
Estamos solos.
Inma Pelegrín, Diez de diez
para ponerse a salvo.
Llueven trincheras en el horizonte
y la existencia, esa colección
de despedidas, muestra, al fin, su rostro.
Ella no amaina,
sólo es una prórroga,
una sentencia por ejecutarse.
Estamos solos.
Somos intemperie.
Inma Pelegrín, Diez de diez
Etiquetas: Inma Pelegrín, literatura
Nacimos en una época de esplendor, en la que la gente pensaba que habíamos dejado atrás el sufrimiento.
Igual que los nobles venidos a menos, no nos acostumbraremos nunca a la miseria.