Una noche fría el físico explica
que todo se equilibra, excepto las pequeñas pérdidas
de calor registradas en el transcurso de todo intercambio
de información. Anfitrión angélico, aguarda
a la entrada sacudiendo partículas de nieve
de los hombros de los invitados, cada uno específicamente
sumado a la función para luego restarse
de la posibilidad más fría de la noche.
Einstein él nos dice en su exposición,
entibiando sus alas frente a la chimenea,
su fe inflamada ante la triste conclusión de que x
debe ser igual a más de lo que jamás sabremos,
creyó que dos naturalezas complementarias —llevadas
a los extremos más distantes del universo—
pueden intercambiar aquello que los complementa en un
Mas nadie lo ha comprobado; nuestros instrumentos
carecen del tiempo y del mundo necesarios para demostrar
la lógica angélica. Aún así Einstein advirtió:
Miro tu mirada a través de la habitación
y en esa mirada conjugamos cada instante
del tiempo presente. A través de este espacio exterior
intercambiamos pérdidas involuntarias de calor.
Mientras uno a otro nos miramos las alas,
otros comen y beben para colmar el silencio
que viaja desde las solitarias nebulosas
hasta desvanecerse en destellos
de conversación y constelaciones de viandas.
Pero entre tú y yo, el silencio evidencia
nuestro amor por leyes que no se pueden romper, ni probar.
William Wadsworth
[traducción de Jeanette L. Clariond]
de calor registradas en el transcurso de todo intercambio
de información. Anfitrión angélico, aguarda
a la entrada sacudiendo partículas de nieve
de los hombros de los invitados, cada uno específicamente
sumado a la función para luego restarse
de la posibilidad más fría de la noche.
Einstein él nos dice en su exposición,
entibiando sus alas frente a la chimenea,
su fe inflamada ante la triste conclusión de que x
debe ser igual a más de lo que jamás sabremos,
creyó que dos naturalezas complementarias —llevadas
a los extremos más distantes del universo—
pueden intercambiar aquello que los complementa en un
instante inconsútil.
Mas nadie lo ha comprobado; nuestros instrumentos
carecen del tiempo y del mundo necesarios para demostrar
la lógica angélica. Aún así Einstein advirtió:
Miro tu mirada a través de la habitación
y en esa mirada conjugamos cada instante
del tiempo presente. A través de este espacio exterior
intercambiamos pérdidas involuntarias de calor.
Mientras uno a otro nos miramos las alas,
otros comen y beben para colmar el silencio
que viaja desde las solitarias nebulosas
hasta desvanecerse en destellos
de conversación y constelaciones de viandas.
Pero entre tú y yo, el silencio evidencia
nuestro amor por leyes que no se pueden romper, ni probar.
William Wadsworth
[traducción de Jeanette L. Clariond]
Etiquetas: literatura, William Wadsworth
admirable mezclar física y poesía. Gana la poesía.:-)