¿Quién no querría entrar definitivamente en las
secretas habitaciones de la voz?
Pero las manos se mueven nerviosas entre
monederos, agendas y barras de labios, mientras
el
aire gira, a nuestro alrededor, cargado con
cientos de diminutas cerraduras.
Sandra Santana
secretas habitaciones de la voz?
Pero las manos se mueven nerviosas entre
monederos, agendas y barras de labios, mientras
el
aire gira, a nuestro alrededor, cargado con
cientos de diminutas cerraduras.
Sandra Santana
Etiquetas: literatura, Sandra Santana