ayer Liniers nos firmó uno de sus/nuestros libros en la Feria del Libro. llevaba un gorrito-kipá y una camiseta porno-click. sudaba, sonreía y dibujaba frenéticamente en todas sus dedicatorias. esperamos una cola de hora y media entre alergias y acentos argentinos: como si nos hubiéramos teletransportado misteriosamente a un cálido otoño bonaerense. Bínsent fue reconocido por varias personas de la cola, incluido el propio Lini: qué vértigo, qué abrumador, qué raro es todo lo relacionado con internet, qué pequeño es este mundo gigante...

Pascualito sigue luchando, hoy parece que lucha poco, que apenas come, que está muy quietito. andamos preocupadas beluga y yo, inquietas por su silencio y por la distancia insalvable entre nuestras especies que sólo palian las manos calientes de beluga. en la ventana del baño se posa un gorrión y yo quiero creer que es la madre de Pascualito que le espera, que le ronda, que le va a cuidar cuando salga de nuevo al exterior. (vamos, Pascualito, vuela, ánimo, dale, che...). qué frágil es todo.