Lugar geomántico
(Variación combinada sobre Po-Chuyi y Chen-Chijú)
En Lushan todo ondula,
las montañas y el río.
Allí pensé en mi casa
con mis ideas curvas,
y allí la planeé
de acuerdo con el sitio,
los cálculos Fong Chouei
y los astros propicios.
Tras la puerta, un sendero,
entre cientos, sinuoso.
En el tercer recodo,
habrá una mampara.
La mampara será
como debe, pequeña.
Detrás de la mampara
habrá un gran terraza.
La terraza estará
nivelada y florida.
Las flores serán vivas,
y detrás habrá un muro.
Junto al muro habrá un pino
que deberá ser viejo.
Al pie del pino habrá
rocas irregulares.
Habrá lomas dulces,
y en una, un pabellón.
Habrá en el pabellón
bambús y lotos blancos,
y tras el pabellón,
sendas ramificadas.
Al final habrá un puente.
El puente será curvo.
Tras de pasar el puente,
se llegará a la casa,
y la casa será de madera, y cuadrada.
Tendrá tres cuartos juntos
y otros dos separados.
Cada uno de los cinco
tendrá cuatro ventanas.
La puerta que da al Norte
deberá ser ancha
para que deje entrar
brisa fresca en verano.
En el Sur, el tejado
estará retirado
para que en el invierno
llegue el sol hasta dentro.
Todo lo he calculado
pues todo es importante.
La madera estará
sin pintar, seca y clara;
los muros sin la carga
de cal, yeso y afeites.
Las mamparas serán
de bambú, las cortinas
de lino, las ventanas
de papel, la escalera
de piedra bien labrada.
Los muebles, muy ligeros.
Sonarán las cascadas
y el arroyo del Tigre,
y en los pinos, el viento,
y en mi silencio, el cielo.
El día veintisiete
de marzo, terminada
mi casa, yo invité
a dieciséis amigos.
Tomamos fruta, té,
vino del Sur y arroz.
La luna se mostraba
llena de su belleza.
Todo era luminoso,
y extático, y vacío,
tan raro y tan exacto
que casi daba miedo:
El mismísimo miedo
que yo sentí en mis dentros.
Nadie sabía nada
pero nos parecía
que todo estaba claro
y entendíamos todo,
desde dentro del orden
geomántico, exacto,
de la ley del paisaje
que tanto he calculado
y hoy hace tan felices
a todos mis amigos
que, sin saber, se sienten
en su armónico puesto,
como yo cuando bebo
de noche, y estoy solo
como un astro, situado
entre otros, sonoro,
en esta casa sola
frente al monte Lu.
Gabriel Celaya, Los espejos transparentes
Etiquetas: Gabriel Celaya, literatura