Y hubo que separar todo aquello que estuvo siamesamente unido la carne de la carne los labios de los labios los dedos de los dedos el vientre del otro vientre. Y hubo que separar todo aquello que estuvo siamesamente unido el sueño del sueño la epidermis de la epidermis la cutícula de la uña las pestañas de los párpados el iris de la mácula. La cirugía obra milagros -también el psicoanálisis- Ahora volvíamos a ser solas individuales tu rostro no era ya mi rostro tu despertar ya no era el mío ni mi mirada era la tuya. Devolví al mundo lo que había devorado feto de mi entraña comida de mi hambre agua de mi sed sangre de mis venas célula de mi tejido hija de mi vientre alimento de tu plato clítoris de tu sexo epitelio de tus ojos. Ahora ya somos dos. La cirugía obra milagros -también el psicoanálisis-. Instaurada otra vez y para siempre la soledad.
sí, a pesar de lo absurdo, los pájaros vuelan
Y hubo que separar
todo aquello que estuvo siamesamente
unido
la carne de la carne
los labios de los labios
los dedos de los dedos
el vientre del otro vientre.
Y hubo que separar
todo aquello que estuvo siamesamente
unido
el sueño del sueño
la epidermis de la epidermis
la cutícula de la uña
las pestañas de los párpados
el iris de la mácula.
La cirugía obra milagros
-también el psicoanálisis-
Ahora volvíamos a ser solas
individuales
tu rostro no era ya mi rostro
tu despertar ya no era el mío
ni mi mirada era la tuya.
Devolví al mundo lo que había devorado
feto de mi entraña
comida de mi hambre
agua de mi sed
sangre de mis venas
célula de mi tejido
hija de mi vientre
alimento de tu plato
clítoris de tu sexo
epitelio de tus ojos.
Ahora ya somos dos.
La cirugía obra milagros
-también el psicoanálisis-.
Instaurada otra vez y para siempre la soledad.
Cristina Peri Rosi